Desde niña los zapatos han sido mi pasión. Con mucho riesgo y empeño conseguí abrir mi propia zapatería en el año 1992, pese a no tener ni experiencia ni conocimientos sobre la comercialización del zapato. Probablemente también fuera el entusiasmo que dediqué a este proyecto el que permitió que, poco a poco, prosperara mi negocio.
Empecé a visitar fábricas, ferias y salas de muestras en diversas ciudades de España y Europa, orientándome según unos principios básicos: diseño, calidad, comodidad y originalidad. Éstos han sido mis criterios durante estos más de 30 años. La elección del calzado que iba a comercializar ha sido siempre algo muy personal para mí, pues no podría vender un producto del que yo misma no estuviera convencida. Así pues, la sinceridad se superpone a la comercialización.